
Vivo entre pocos mortales coherentes
Entre mentiras blancas y grises
Polvoreadas con chocolate de leche vencida
Aún miro el techo de zinc tan desteñido y quebradizo
Deseando caer, de nuevo caer
Poder verte/ sentir el almíbar
Pero sigue siendo insoportable
El sabor agridulce, las notas húmedas
Destella el envoltorio de humo
Irresistible/ intransigente/ pusilánime
De repente sucede, entro
Pasos dados/ suspicacia/ lujuria
Una vela ensangrentada con su propia esperma
Lamo el papel moneda
Todo toma forma
Tus ojos se abren, esos ojos verdes deliciosos
Ahuecados, conoces el resultado
Subes tu mirada al cielo como gaviotas en otoño
Y allí estas, como debiste estarlo, eterno
Sintiendo el cadáver exquisito
Hasta que los versos se extingan
Hasta que Morfeo regrese
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