La realidad decide los latidos de mis dedos; palpan el presente de la duda mientras deseos hambrientos mastican mi inexistencia. Maleficios, lujuria, abro el pudor de tu conciencia y fornico con el sudor de tu garganta; orgasmo cósmico. Me siento preso en esta selva de concreto, amadores de lo inconcluso, de lo ajeno. El único sobrio en esta cama soy yo… y aún no despierto…